Hablamos de la varicela Por El Equipo de Farmacia Finca España, 24 julio, 2014 La varicela es una enfermedad altamente contagiosa que generalmente está asociada a la infancia. ¿Qué la causa? El virus varicela-zóster (sus siglas en inglés son VZV). ¿Cómo se transmite? De persona a persona, por contacto directo o a través del aire. Cuando padecemos varicela podemos transmitir la enfermedad desde uno o dos días antes de que se manifiesten las primeras erupciones, hasta que todas las lesiones han cicatrizado o se han convertido en costra. Su evolución… Hasta el año 1995 casi nadie llegaba a la edad adulta sin haber contraído esta enfermedad. Sin embargo, la introducción de la vacuna contra la varicela en ese año hizo que la incidencia de la enfermedad descendiera en todas las edades, sobre todo desde el primer año de vida hasta el cuarto. Se estima que sólo un 10% de la población adulta puede llegar a contraer la enfermedad. Cuánto más tarde la padecemos, mayores complicaciones presenta. En el ámbito de la pediatría, la varicela es la infección eruptiva más frecuente entre los menores de 12 años. La gravedad de esta enfermedad está asociada con los síntomas generales que produce y el número de lesiones que nos provoca. ¿Qué síntomas tenemos? Los síntomas más significativos que padecemos son, inicialmente sarpullidos, y luego ampollas. Sarpullidos: Es cuando se nos irrita o inflama un área de la piel. Toma un color rojizo y viene acompañado de picor (prurito). Por lo general, aparece primero en la cara, el pecho y la espalda, después se nos extienden al resto del cuerpo. Ampollas: Suelen originarse como resultado del sarpullido. Si no se cuidan adecuadamente pueden romperse y formarse un revestimiento (costra). ¿La varicela puede ser grave? En caso de que la enfermedad sea padecida por bebés, adolescentes en pleno cambio hormonal, mujeres embarazadas y personas con un sistema inmunitario debilitado se le debe prestar especial atención. En estos casos la enfermedad podría causarnos diversas complicaciones: Deshidratación. Neumonía. Problemas de sangrado. Infecciones bacterianas de la piel y del tejido blando en el caso de los niños. También se incluyen las infecciones por el estreptococo del grupo A. Otro tipo de infecciones en los huesos, las articulaciones, el tejido cerebral, el torrente sanguíneo (septicemia)… El Síndrome de Shock Tóxico, el cual implica fiebre, shock y problemas con el funcionamiento de algunos órganos de nuestro cuerpo. ¿Cómo tratamos la enfermedad? Desde que aparezcan los primeros síntomas debemos acudir a nuestro médico o pediatra. En la mayoría de casos se recomiendan algunas pautas que mejoran los síntomas de la enfermedad: Utilizar ropa suave y cómoda. El uso de antihistamínicos por vía oral, siempre bajo prescripción médica. Las lociones tópicas secantes y antipruriginosas pueden ayudarnos a aliviar el picor. Mantener las uñas cortas evita que nos rasquemos, lo que reduce el riesgo de sufrir infecciones en los sarpullidos. Las ampollas no dejarán cicatrices a menos que se infecten, por eso lo mejor es evitar rascarse. ¿La mejor medida que podemos adoptar? La prevención La mejor forma de prevenir la varicela es vacunándonos. Tanto los niños, como los adolescentes y los adultos debemos recibir dos dosis de la vacuna contra la varicela. Es la forma más segura y eficaz de prevenir la enfermedad. La mayoría de las personas que recibimos la vacuna no contraemos la varicela. En caso de contraerla, por lo general es leve, con un menor número de ampollas y poco o nada de fiebre. La vacuna de la varicela previene casi todos los casos graves de la enfermedad. Cuando nos vacunamos no sólo evitamos padecer esta enfermedad sino que protegemos a nuestra comunidad de ella. Existen ciertas personas que no pueden recibir la vacuna de la varicela, como son las personas con un sistema inmunitario debilitado o las mujeres embarazadas, vacunándonos reducimos el riesgo de que padezcan esta enfermedad.
