Intolerancias alimentarias: cuando tu cuerpo dice no Por Francisco Jose Fortes Marichal, 9 mayo, 2025 Hipócrates de Cos fue un médico de la Antigua Grecia que relató una frase muy célebre que decía ¡somos lo que comemos! Con el paso de los años estamos convencidos que además somos lo que llega a la célula. La mayoría de las personas pueden comer una gran variedad de alimentos sin problemas pero en un pequeño porcentaje de la población hay determinados alimentos o componentes de alimentos que provocan reacciones adversas. En las últimas décadas las intolerancias alimentarias han ganado más visibilidad gracias al aumento de los diagnósticos y a una mayor concienciación sobre los efectos negativos que ciertos alimentos pueden tener sobre la salud. Esto se debe en parte a una mejor comprensión científica y al uso de tecnologías más precisas para detectar estas condiciones. Sin embargo, las intolerancias siguen siendo un tema en debate, ya que muchas veces los síntomas pueden ser leves o confusos. Diferencias entre la alergia alimentaria y la intolerancia alimentaria Una alergia alimentaria es una respuesta alterada del sistema inmunitario de una persona. Una intolerancia alimentaria es una reacción adversa del propio metabolismo, sin participación del sistema inmunológico. La diferencia entre una alergia y una intolerancia radica en que la alergia alimentaria es una respuesta alterada del sistema inmunitario de una persona ante la ingestión, contacto o inhalación de un alimento, de un componente del mismo o incluso, de una traza de un alimento. La reacción se produce de forma muy clara, definida e inmediata. Mientras la intolerancia alimentaria es una reacción adversa del propio metabolismo, sin participación del sistema inmunológico, ante la ingestión de un alimento o componente del mismo que impiden su correcta asimilación. En este caso, el proceso de rechazo se produce de forma más discreta y prolongada en el tiempo, siendo difícil relacionar el alimento con el problema. Entre las alergias más comunes se incluyen la alergia al maní, a los mariscos, o a los lácteos; en contraste, las intolerancias alimentarias más comunes incluyen la intolerancia a la lactosa, al gluten, o a ciertos aditivos alimentarios como el glutamato monosódico (MSG). Los Síntomas Es importante resaltar que los síntomas de las intolerancias alimentarias son diversos y pueden variar considerablemente entre personas. Mientras que algunas personas pueden experimentar dolor abdominal inmediato, otras pueden notar efectos más sutiles, como cansancio crónico o dolores de cabeza recurrentes, por ejemplo. Además, estos síntomas pueden confundirse con los de otras afecciones médicas, como el síndrome de fatiga crónica o el estrés, lo que hace aún más difícil identificar la causa exacta. Hay multitud de síntomas que se han relacionado con las intolerancias alimentarias y que tras suprimir el alimento o alimentos han tenido una mejoría evidente. Entre estos síntomas los más frecuentes son: Digestivos: dolores abdominales, diarreas, hinchazón, colon irritable. Procesos dermatológicos: el acné y el eczema, migrañas y mareos, molestias respiratorias, fatiga crónica, ansiedad e incluso la artritis. Test de Intolerancia Alimentaria La función del test de intolerancia alimentaria es proporcionar información con el fin de personalizar tu dieta y obtener el máximo resultado en el tratamiento. Lo primero es saber qué sustancias o alimentos dañan internamente para posteriormente desarrollar un protocolo que haga recuperar la normalidad del organismo. Existen varios tipos de pruebas para detectar intolerancias alimentarias, entre las que se incluyen análisis de sangre, pruebas de eliminación de alimentos, y pruebas de respuesta a ciertos alimentos en un entorno clínico controlado. Para obtener un diagnóstico adecuado y desarrollar un plan de tratamiento personalizado, es fundamental contar con la orientación de un profesional en salud, como un nutricionista o un médico especializado. Hay que tener en cuenta que esta clase de test no diagnostican otro tipo de enfermedades que también están relacionadas con la alimentación como alergias, la diabetes o la enfermedad celíaca. A través de un análisis de sangre se estudia el comportamiento del organismo a cada alimento. En algunos casos se presentan intolerancias a varios alimentos, esto complica la elaboración de una dieta completa y apropiada, por eso es de gran ayuda el apoyo de un profesional. Reintroducir los alimentos de forma gradual es clave para evitar posibles recaídas o nuevos síntomas. Esto debe hacerse bajo la supervisión de un nutricionista o un médico especializado, quien podrá diseñar un protocolo que permita monitorizar cualquier cambio o reacción adversa durante el proceso. Además, es importante que la reintroducción sea individualizada, ya que cada persona puede tener una tolerancia diferente a ciertos alimentos.